La capacidad de reproducir una imagen es omnipresente. De hecho, la mayoría de las imágenes no son originales, casi por definición, y la idea de un original es equívoca. ¿Pueden ser originales las copias? Si tendemos un paralelismo con la evolución biológica y la selección natural podríamos considerar que cada copia es, por necesidad, el primordium de un original, esto es si y sólo si las variaciones peculiares (nada es verdaderamente idéntico) se seleccionan para poblar el mundo de un modo sobre-representativo. Una imagen impresa o vista de una forma , en un medio o en circunstancias diferentes puede cobrar una vida nueva en sí misma, convirtiéndose así en un original cultural. Aquí la originalidad ya no se basa solamente en el contenido, sino que depende del contexto.
Re-producción cambia el sentido de la originalidad desde la variación en la imagen (contenido) a la del medio de transporte (parte del contexto). En contraste con la impresión digital, donde se minimiza la cuota de error para engañar al espectador para que ignore la realidad de la imagen y se fije solamente en su mensaje, Re-producción presenta ferrotipos únicos hechos a mano, en los que es más esencial la originalidad y la unicidad de cada pieza que su contenido, hasta el punto que éste sustituye su sentido. En estas imágenes de hidra, células madre, huesos o conchas erosionadas –cada una de ellas con una promesa o historia de la vida- se maximiza la cuota de error, re-produciendo originales mediante el diseño y otorgándoles nuevas vidas a través del ojo de los espectadores.
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